Sectas, gurús, religiones y conceptos erróneos - RSSB Satsangs y Composiciones

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Sectas, gurús, religiones y conceptos erróneos

¿Acaso los seguidores de maestros filosóficos y religiosos no ortodoxos son miembros de una secta, o son meros devotos que participan en “movimientos espirituales nuevos”?

El fenómeno que nosotros consideramos como secta, no es nada nuevo, ni tampoco lo son estos grupos de naturaleza religiosa. Hay ciertas corporaciones, movimientos políticos, grupos de autoayuda, programas de ejercicio, esquemas piramidales de productos, grupos de adolescentes, hermandades universitarias, e incluso algunas familias, que presentan indicios sectarios. Y para confundir aun más, la palabra “secta” en sí genera controversia y tiene significados e interpretaciones distintas en la cultura popular y entre los académicos de distintos campos de estudio. Según Wikipedia, la palabra secta “suele referirse a un grupo social definido por sus creencias religiosas, espirituales o filosóficas, o por sus intereses comunes hacia una personalidad, un objeto o un objetivo en particular”.

Esta es una definición bastante neutra. Pero, en conclusión, en la mayoría de los casos, las sectas existen según el ojo del espectador. Como el célebre psiquiatra americano Robert Jay Lifton observó: “Lo que para unos es una secta, es religión para otros… / Lo que es secta para una persona es religión para otra. El culto para uno… es la religión para otro”, o comunidad espiritual, o estilo de vida positivo, o conjunto de creencias que proporcionan sentido y consuelo en un mundo caótico. Lifton argumentó que “debemos realizar distinciones cuidadosas… y juzgar a cada grupo por su propio comportamiento”. (Citado en Las sectas entre nosotros, de Margaret Thaler Singer, Jossey-Bass, 2003)

Independientemente de cómo definamos técnicamente el término, el hecho es que unirse a un grupo destructivo tipo secta, puede tener consecuencias devastadoras sobre los individuos en cuestión y para sus familias. Como sociedad tenemos la responsabilidad de entender el fenómeno: sus causas y efectos, que no son vestigios románticos del “flower-child”, el movimiento jipi de los años 60, que hoy se ha propagado de forma cada vez más virulenta y peligrosa. Si queremos protegernos a nosotros mismos, a nuestras familias y a nuestros conciudadanos, tenemos que mantenernos atentos y conscientes.


“Las sectas no surgen de la nada; llenan un vacío, para los individuos y la sociedad en general”, escribió el antropólogo americano Clifford Geertz. Esta es una vieja historia: Algunos eruditos creen que hace más de 2000 años, la hegemonía política y el declive de la observancia de la religión del estado del imperio Romano, fue la que contribuyó a la propagación del cristianismo primitivo.

En la actualidad muchos creen que las personas se congregan en grupos religiosos no tradicionales –no solo en India, en todo el mundo– debido a que las instituciones principales les han fallado. Las economías son inestables y poco equitativas; las familias son más disfuncionales, y las generaciones más jóvenes emigran a las ciudades en busca de trabajo; la política suele estar polarizada, es corrupta, y en algunos países incluso violenta; las instituciones religiosas también luchan contra la corrupción y los abusos sexuales No es de extrañar que a causa de esto las personas se sientan defraudadas por sus familias, por sus políticos, por sus sacerdotes y acudan a gurús y chamanes en busca de consuelo, compañerismo, significado e incluso identidad.

El impulso no es erróneo; pero los problemas surgen cuando individuos vulnerables, idealistas o supersticiosos depositan su fe en líderes y grupos que son poco fiables como las instituciones ordinarias que han dejado atrás.


Una psicóloga social británica, Alexandra Stein, que imparte clases y escribe sobre las sectas y el extremismo ideológico, ha elaborado una útil lista de características sectarias que coincide con el proyecto de beca de Margaret Thaler Singer, una psicóloga clínica e investigadora (ya fallecida) que publicó su conocido libro sobre sectas en el año 2002 (Las sectas entre nosotros). Estas características incluyen: una estructura cerrada y jerarquizada; el uso de técnicas de lavado de cerebro, o “coerción persuasiva”; y un entorno en el que los miembros de la secta deben poner los intereses del grupo por encima de los suyos propios, hasta el punto en el que sacrifican su salud, sus relaciones familiares, y su independencia financiera.

La mayoría de sectas asimismo intentan abierta y rápidamente reclutar nuevos miembros, y se ubican en zonas aisladas (para poder ejercer el control y limitar influencias externas). Las sectas acostumbran a estar dirigidas por individuos que se perciben como carismáticos, que les piden favores a sus seguidores, normalmente monetarios o sexuales (o ambos). Estos líderes intentan manipular la actitud que los seguidores mantienen frente a la vida y la sociedad, a menudo exigiéndoles o animándolos a cortar las relaciones con amigos y familiares que estén fuera del grupo. Les prometen una transcendencia mágica de los problemas de la vida y emplean técnicas tales como privarles del sueño, horas largas de tedioso trabajo, inducción a estados hipnóticos por medio de drogas, cánticos o bailes, por ejemplo, y estos líderes y sus asociados cercanos, intentan anular la capacidad de los seguidores de pensar por sí mismos y tomar decisiones vitales equilibradas.

El papel del líder y de la estructura de poder del grupo, concretamente la relación entre el líder (o líderes) y los seguidores, es esencial. Singer señaló que “una relación sectaria es aquella en que una persona induce intencionadamente a otras a convertirse en dependientes por completo o casi por completo, para todas las decisiones claves de su vida, y les inculca a los seguidores una creencia de que [el líder] tiene algún talento, algún don o conocimiento especial”. (p. 7)

Sigue describiéndoles como personas “autoproclamadas, persuasivas, que afirman tener una misión especial en la vida”. “Tienden a ser personas decididas y dominantes y… se centran en la veneración de sí mismos”. (p. 8)

Por tanto, una de las principales señales de alarma es un líder dominante y narcisista que coacciona a sus seguidores para que le obedezcan ciegamente.

Los grupos tipo secta, también les niegan a sus seguidores el acceso a material informativo, teléfonos, y correo y distorsionan la información disponible. El secretismo, aislamiento y el menosprecio hacia la personalidad y autoestima de un seguidor, hacen que se intensifique la dependencia hacia el líder y el grupo en su conjunto. Frecuentemente, en este tipo de grupos, se usan técnicas de control mental tales como forzar a los seguidores a espiarse entre ellos, obligándoles a dar al líder información sobre sus temores y errores, y utilizar luego esta información para humillarlos. Los sentimientos resultantes de ineptitud, inseguridad y humillación hacen que sea aun más difícil para las personas salirse del grupo.


El anhelo de significado, propósito, transcendencia y paz son instintos naturales humanos, y por ello, quizá la mayor tragedia sea ver cómo estos anhelos positivos y naturales son explotados y pervertidos por personas deshonestas. Sí, existen los senderos espirituales y filosóficos legítimos, y comparten características que buscadores honestos pueden utilizar como hitos, aunque estén persiguiendo con ello la justicia social, la automejora, la atención plena (mindfulness), o la autorrealización y la realización de Dios. Estas características mantienen un drástico contraste con aquellas que definen a los grupos sectarios y sus líderes.

  • Un líder legítimo de cualquier grupo verdaderamente altruista mantiene la veneración de sus seguidores enfocada en Dios, en principios abstractos, o en el propósito del grupo. Estos líderes nunca afirman estar por encima de ningún otro ser humano, y nunca demandan obediencia ni veneración. De hecho, nunca exigen nada. Animan a las personas a pensar crítica e independientemente, a explorar alternativas, y a utilizar su mejor juicio y discriminación para examinar las metas y los métodos de ese grupo en particular, para que ellos determinen si se ajusta a ese individuo.
  • Un líder legitimo no solo anima a tener una manera de pensar crítica e independiente, sino que también proporciona apoyo y ánimo a los seguidores para que tengan autonomía y confianza en sí mismos tanto en sus vidas personales como profesionales.
  • Los líderes legítimos nunca aceptan dinero de nadie para ellos mismos, aunque sean miembros del grupo, seguidores potenciales o políticos locales. Ellos han seguido su propia carrera o profesión y por tanto viven de su propio dinero (que a veces puede incluir bienes familiares).
  • Los grupos legítimos puede que acepten donaciones (monetarias, de terrenos, inmuebles o servicios), pero siempre se utilizan para pagar servicios humanitarios que proporcionan los grupos (por ejemplo, hospitales y escuelas). Nunca para el enriquecimiento personal del líder. Además, nunca se presiona a los miembros a que hagan donaciones; estas son estrictamente voluntarias.
  • Se proporciona material para ayudar a miembros y futuros miembros a estudiar y aprender sobre la historia del grupo, por ejemplo, y más específicamente sobre los principios, valores, expectativas y comportamientos del grupo. Hay total transparencia en lo concerniente a la situación legal y financiera del grupo. Estos grupos proporcionan consentimiento transparente e informado (a través de entrevistas y documentación escrita): qué implicaciones tiene sobre el modo de vida, qué se espera de los miembros, y cuáles son los supuestos beneficios.
  • Todas las actividades, discursos, reuniones de grupo en los que pueden participar los miembros son estrictamente voluntarios.
  • Los líderes legítimos y sus asociados cercanos siempre se ciñen a las leyes de sus países y comparten estándares éticos elevados. A su vez, hacen hincapié sobre una vida moral para todos los participantes del grupo. Estos estándares morales no son relativos, sino que se ajustan a los códigos morales universales (como los diez mandamientos cristianos de la Biblia) o de todas las principales religiones. Los líderes nunca recomiendan infringir la ley.
  • Los líderes legítimos hacen hincapié en la necesidad de ser buenos ciudadanos, miembros productivos para la sociedad, buenos componentes de la familia (ya sean cónyuges, padres o hijos) y amigos. Recalcan la importancia de mantener la harmonía familiar, aunque requiera cierto sacrificio; para los jóvenes, el estudiar mucho; y, para los adultos, ganarse su propio sustento y no ser una carga para la familia ni la sociedad. Estos grupos subrayan la importancia de vivir una vida equilibrada y saludable, de moderación en vez de extremos ascéticos (como ayunos o retiros prolongados).
  • Los grupos legítimos no hacen proselitismo, sino que animan a que los miembros interesados realicen una investigación profunda de su filosofía, a resistir la presión que familia y amigos puedan hacerles, y a tomar una decisión de participar independiente, basada en su propio juicio, meta y autoconocimiento. Una vez que un individuo se une a un grupo así, el líder nunca dicta las decisiones personales de cada uno, sino que respeta la dignidad y autonomía de los miembros del grupo. Los miembros son libres para escoger con quién casarse, en qué profesión trabajar, cómo criar a sus hijos según sus propias elecciones, y, en general, vivir el modo de vida que deseen. El líder puede hacer recomendaciones sobre ciertas opciones de vida basadas en los principios filosóficos (seguir una dieta vegetariana, por ejemplo), pero nunca se les “expulsa” o rechaza a nadie por incumplir tales pautas.

Los investigadores coinciden en que no hay un perfil homogéneo de personas que se sientan atraídas por las sectas o gurús narcisistas y dominantes. En muchas ocasiones, tales “seguidores” son vulnerables por su inocencia, juventud, superstición, idealismo excesivo, o por todo ello. Otro factor puede ser, el que estén teniendo problemas en sus vidas, hayan sufrido algún tipo de pérdida: la ruptura en una relación significativa, la pérdida de un trabajo, no haberse graduado en la universidad, la muerte de un amigo o un familiar cercano… y buscan consuelo, una estructura o una comunidad. Puede que quieran que alguien se encargue de sus vidas para aliviarles de la toma de difíciles decisiones vitales.

La mejor protección ante sectas peligrosas y falsos profetas, para nosotros y para nuestros seres queridos, es enfocar nuestra atención en las acciones y los comportamientos de tales grupos y gurús. La compasión y una observación minuciosa no son excluyentes. En estos tiempos difíciles e inciertos –no importa dónde vivamos o cuál sea nuestro origen– precisamos ambas cosas.