Tener fe, encontrar el amor - RSSB Satsangs & Composiciones

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Tener fe, encontrar el amor

“Fe es subir el primer peldaño incluso cuando no ves la totalidad de la escalera”.

Esta afirmación es especialmente cierta cuando nos embarcamos en la búsqueda de la autorrealización. Las eternas preguntas ¿Quién soy? ¿Qué pasa después de la muerte? ¿De dónde vengo? No pueden responderse desde donde estamos, pero es aquí donde el viaje debe comenzar.

Aunque este viaje de autodescubrimiento es un compromiso emocionante, es un gran misterio para nosotros. Por lo tanto, no es sorprendente que existan temores. Los místicos nos aconsejan que busquemos la compañía de un maestro que haya completado ya este viaje y esté en posición de ayudarnos y guiarnos a nosotros también. Así que, el primer paso es tener una cierta fe básica en el proyecto y también en el maestro. Practicamos esto en todas las fases de la vida. Cuando tratamos de estudiar una asignatura como química o matemáticas, nos inscribimos en una clase teniendo fe en que el profesor tendrá experiencia en la materia. Ponemos toda nuestra fe en el piloto cuando viajamos, o en el cirujano en la sala de operaciones. Nos interesa aplicar el mismo principio en asuntos de espiritualidad.

Hazrat Sultán Bahu, el místico del siglo XVII, hace hincapié en la importancia de la forma de vida espiritual si nuestro objetivo es fundirnos con la fuente. Él instruye a los discípulos no solo en practicar la Palabra sino también en abstenerse de cualquier cosa que suponga un impedimento en el camino de la realización espiritual. Él empieza con el primer paso:

Construye la nave de la fe y navega con valentía,
  que no te importe el dolor cuyo resultado es la felicidad.

Ten fe en el Señor, como los pájaros, que vuelan por el aire
  sin cargar con la comida, no almacenan provisiones,
  el Señor proporciona comida hasta al insecto que vive en la roca1.

Los místicos suelen comparar esta creación y el ciclo de nacimiento y muerte con un “océano” de existencia. La inmensidad del océano, los elementos escondidos bajo la superficie, su naturaleza cambiante influenciada por las tormentas, la calma, la agitación, todo ello hace que sea una buena comparación con la vida. Quizá la mayor similitud es la casi imposibilidad de cruzarlo sin ayuda. De este modo, Sultán Bahu, primero nos enseña a construir un fuerte barco de fe. Un pequeño bote o lancha no será suficiente. Una tímida indagación o esfuerzo, tratar la espiritualidad como un seguro secundario, resultará ser un autoengaño. Una firme resolución es esencial. Esta no es una tarea para los débiles.

La valentía y el coraje son las características de un verdadero estudiante. El coraje es la gracia bajo presión. Malgastamos gran parte de nuestra energía preocupándonos acerca de lo que ocurrió en el pasado o lo que podría ocurrir en el futuro. Él trata de que aprendamos una o dos lecciones de los pájaros, que no poseen cuentas bancarias o planes de pensión. Existe una inteligencia trabajando en esta creación que gobierna todo, y estar en armonía con ella nos acerca a ella. Los santos lo llaman Nam, Shabad, Tao, Palabra y muchos otros nombres. O simplemente, Amor. Es el poder que gobierna y reemplaza a todas las leyes. Los santos y los místicos señalan a este poder como nuestra verdadera identidad, nuestro verdadero ser. Todo el proceso de indagación espiritual culmina en este reconocimiento.

Sé valiente y nada a través del océano del amor,
  sumergiéndote en sus violentas olas, en sus mortales remolinos.

Que no te asuste la visión del denso bosque
  o del amenazante yermo interior
  en tu camino hacia el país del amor.

Solo cuando sacrifiques tu vida por amor a Dios
  merecerás el nombre de ‘faquir’, oh Bahu2.

Él quiere que nos enfoquemos en lo positivo, con los ojos puestos en el objetivo. Habrá altibajos. Nadie ha dicho que el camino del amor esté lleno de rosas y rubíes. Exige esfuerzos inquebrantables y perseverancia. El verdadero amante soporta con valentía las dificultades que encuentra en el camino. Sacrificar la vida no significa la vida física o renunciar al confort de nuestro hogar, eludir responsabilidades y convertirse en un ermitaño. Significa desmantelar las ilusiones que hemos creado a nuestro alrededor y que se han convertido ahora en un lugar demasiado confortable donde vivir. Si no tomamos la iniciativa ahora, un día se desmantelará de todas formas. Es renunciando a la limitación de lo físico como uno se convierte realmente en “faquir”.

Los santos no aconsejan huir del mundo, ni tampoco es posible. Huzur siempre hacía hincapié en que, vayamos donde vayamos, nuestras necesidades básicas nos siguen. Estando en el mundo, aprendemos a elevarnos por encima de él, como un loto enraizado en el agua fangosa, y aun así por encima y apartado de ella, en toda su pureza y belleza.

La gente llora y se lamenta ante la más mínima de las molestias,
  mientras los amantes aceptan, alegremente, millones de tormentos.
  ¿Quién arriesgaría su vida subiendo a bordo de un barco, si las olas
  lo golpearan con fuerza y se hundiera en la orilla?

Los amantes suben alegremente al barco del amor de Dios; aunque sus almas
  sean arrojadas contra la vorágine de la vida.

¡Insuperable es la alegría de los amantes en la corte del Señor, donde se pesa el amor
  con las más pequeña de las medidas, oh Bahu3!

Este mundo de expectativas, recompensas y resultados ha condicionado nuestra mente hasta tal punto que no queremos hacer nada sin calcular primero lo que vamos a obtener. En la práctica, cada acción es el resultado de un deseo. Así que nuestro deseo de la autorrealización es natural. Sin embargo, una cualidad del amor es el sacrificio. Al igual que una madre está felizmente dispuesta a pasar por numerosas incomodidades por el bien de su criatura, un amante “abraza gustosamente” las dificultades con tal de obtener un vislumbre de su amado. El amor no conduce a ninguna recompensa. Es su propia recompensa.

Abiertamente digo y feliz soy al decirlo;
  un esclavo soy del amor, y libre soy de ambos mundos4.

Cuando le preguntaban sobre el amor, Huzur solía decir que el amor es perder tu propia identidad y convertirte en otro ser. Ya no existes, solo el amado existe. La semilla debe aniquilar su propia existencia si quiere transformarse en un árbol. Una gota debe estar dispuesta a perder su identidad para poder unirse con el océano. Esta es la rendición definitiva.

Naturalmente, surge la pregunta: ¿Cómo alcanzar esta sublime etapa? Los santos nos dan una solución práctica. El cuerpo humano es el laboratorio donde comienza este experimento de sumisión. Nos explican la naturaleza de la mente, las cualidades del alma y las relaciones entre ambos. Nos enseñan las técnicas a través de las cuales las corrientes de la mente y el alma son retiradas de todo el cuerpo y se enfocan interiormente en un punto llamado tercer ojo o tisra til. Esta es la puerta a la liberación. Los santos llaman a este proceso meditativo “muere para vivir”. Sultán Bahu dice: “Si quieres conocer el arte de morir en vida, mantén la compañía de los místicos”5.

La tendencia de la mente es hacia afuera y hacia abajo; una vez que alcanza el tercer ojo, encuentra un placer mejor en forma de divina melodía y luz celestial, y únicamente entonces desea alejarse de los fugaces placeres del cuerpo, Gurú Amar Das Ji dice:

En el interior del cuerpo está el verdadero Amritsar
  y mediante el amor y la devoción
  la mente bebe de él6.

Hasta que la mente alcance esta etapa, Sultán Bahu nos urge a practicar para mantener la mente bajo control y alerta para que no recaiga en sus viejos hábitos y tendencias.

Unos están despiertos, algunos no saben cómo despertar,
  otros solo están despiertos en sus sueños.

A unos pocos, en su aparente desvelo, les roban, mientras otros
  durmiendo para el mundo, se funden en Dios.
  Como lechuzas que ululan con el aliento, también algunas personas
  repiten con la respiración el Nombre de Dios.
  Están ciegos a la realidad como las lechuzas a la luz del día.

Me sacrifico ante todo aquel, oh Bahu, que trabaje duro para
  realizar el amor de Dios7.

Tomamos este mundo transitorio, sus objetos y rostros como la única realidad, y permanecemos despiertos a ellos, mientras no nos percatamos de la verdadera realidad que los santos señalan. En el proceso nos roban nuestros bienes más valiosos, el tiempo y la atención. Sultán Bahu nos alienta a permanecer vigilantes de modo que nuestros preciosos recursos sean usados de la mejor forma atendiendo a la devoción al Señor y no permitiendo que los apegos mundanos los devoren día tras día. Bendecidos y afortunados son aquellos, dice Bahu, que han comprendido el propósito de la vida humana y se esfuerzan en despertar a la realidad interior.

En la espiritualidad, la esencia es la práctica y no la teoría. La verdadera importancia de las enseñanzas de Sant Mat se encuentra en su práctica. Nuestra tarea no acaba simplemente leyendo y reflexionando sobre lo que los santos han escrito o hecho. De hecho, solo comienza ahí. Pensar o reflexionar por si solo es únicamente un lujo intelectual. Del fundamento a la práctica existe un paso vital, y es uno que cualquier estudiante de espiritualidad serio debe tomar. Una vez que hemos aprendido la técnica de como retirar y enfocar la atención en el tercer ojo, es nuestra responsabilidad dedicarle tiempo con total fe y devoción y comprometernos de todo corazón. Es nuestro esfuerzo el que invoca la gracia del Señor. Huzur nos da ánimos:

Debe solucionarlo por sí mismo. Debemos tener fuerza de voluntad para pasar por todo nuestro karma de destino. El maestro nos ayuda también en cierta medida, pero tenemos que ayudarnos principalmente a nosotros mismos con la meditación. A veces cuando alguien es débil, puede apoyarse en otro, pero en última instancia debe caminar con sus propias piernas. No puede caminar con las piernas de otro, en los zapatos de otro, debe usar su propio calzado. La meditación nos ayuda a limpiar todos esos karmas. La meditación nos da fortaleza y fuerza de voluntad para atravesar nuestro karma actual, el karma del destino, y no caer en la tentación de sembrar nuevas semillas. Así que la meditación nos ayuda en todos los sentidos. Tenemos que cumplir con nuestro deber. Eso es lo principal8.

En esta búsqueda espiritual, la gracia y la misericordia de Dios son consideradas las bases de todo logro espiritual. Es, sin duda alguna, esencial para un practicante ser incesante en sus esfuerzos, pero al mismo tiempo debe tener una fe total en la gracia de Dios. Es natural que exijamos una recompensa justa por nuestros esfuerzos, pero un devoto no busca en Dios justicia, sino misericordia. El sendero de la devoción es un sendero de amor. Un amante solo actúa por amor y no para pedir ninguna recompensa; no está en la naturaleza del amor negociar. Él ni siquiera pide alcanzar las más altas cumbres espirituales. Su práctica de la Palabra es solo un medio para unirse con el amado. Por eso deja la recompensa de su amor a la gracia del Señor; Bahu únicamente ruega al Señor por su gracia y misericordia. A sus ojos, pedir por cualquier otra cosa es pedir por el mundo: “Elimina de tu corazón el amor por todo lo demás, reza solo para que su gracia te llame de vuelta, oh Bahu”9.

Del mismo modo, otros santos han considerado la gracia de Dios y su misericordia como su ancla:

Ilimitado es el océano de su compasión.

La lengua no puede estar lo suficientemente agradecida,
  y el corazón está confundido.

A pesar de que mis pecados son graves, su compasión es mayor.

De hecho, nadamos en el océano de los pecados10.

No eres consciente de la compasión de Dios.

A cada momento te está mirando como un amante11.

Aunque hemos comenzado mencionando el viaje del autodescubrimiento, Sultán Bahu nos revela ahora un magnífico secreto: No hay viaje, porque no hay destino. Ni siquiera hay separación. Solo realización.

Cuando el único Señor se me reveló, en él me perdí.

Ahora, ya no hay unión ni cercanía.

Ya no hay viaje que emprender,
  ni destino que alcanzar.

Amor, apego, alma y cuerpo,
  los límites mismos del espacio y tiempo,
  todos se han desvanecido de mi consciencia.

Mi ser separado se ha fundido en el Todo:
  ¡En eso, oh Bahu, está el secreto de la unidad que es Dios12!


  1. Sultán Bahu, pp. 266 y 302
  2. Ibíd, p. 330
  3. Ibíd, p. 384
  4. Hafiz es citado en Mysticism, the Spiritual Path, p. 523
  5. Sultán Bahu, p. 280
  6. Guru Amar Das es citado en Mysticism, the Spiritual Path, p. 214
  7. Sultán Bahu, p. 380
  8. Perspectivas espirituales Vol. II, p. 358
  9. Sultán Bahu, p. 217
  10. Sarmad es citado en Sultán Bahu, p. 217
  11. Bu Ali Shah Qalandar es citado en Sultán Bahu, p. 218
  12. Ibíd, p. 236