13-16 de junio de 2020 - RSSB

13 de junio de 2020

Queridísimos míos,

Intuyo que esta será la última carta que os escriba. No es que me esté muriendo, sino que la vida empieza a normalizarse en esta nueva versión de ritmo prepandemia. No tengo claro cómo será la vida cotidiana en un futuro próximo y cuánto durará su nueva versión. Hay muchas personas que especulan sobre el tema y yo por ahora lo ignoro todo. Veamos, ¡quién iba a pensar que esta aventura formaría parte de nuestro viaje!

Ahora podemos hacer prácticamente de todo. Están abriendo los restaurantes. Todas las tiendas están abiertas, a excepción de las que han bajado las persianas para siempre. Tenemos un centro comercial en la localidad que tiene unos veinte locales, de los que siete estaban vacíos antes del covid. Ahora cuatro más han cerrado, pero han abierto dos nuevos. Dudo que aguanten. Es desolador y deprimente, como ver un vídeo de una hoja que se cae, a velocidad rápida, pero en este caso es a cámara lenta y se trata de un centro comercial en decadencia. Esto forma parte de la nueva normalidad, aunque aquí, en Italia, las mascarillas siguen siendo obligatorias al igual que el distanciamiento social.

Esta semana, hemos ido a una zapatería a por zapatillas. Al estar en casa todos estos meses hemos desgastado las nuestras. Esa es una evidencia de la vida durante el confinamiento. Aparte de desgastar las zapatillas, no hemos hecho nada aventurero. Nos hemos acostumbrado tanto a una vida tranquila que seguimos haciendo solo lo necesario. Pero puedo sentir que mi mente se dispersa hacia: deberíamos ir aquí o allí. Así que sospecho que pronto tendremos más sorpresas en nuestras vidas. ¡Es emocionante ver cómo se desarrolla la película!

El domingo pasado tuvimos satsang por primera vez en el centro. Las sillas estaban a 1.5 metros de distancia, todos llevaban mascarillas, tomábamos la temperatura al llegar, etc. Además, se celebró en una sala sin terminar con partes todavía abiertas al exterior. Fue extraño y maravilloso. De alguna manera, contemplar al sangat, sentados con distancia entre ellos y que todos llevaran mascarillas, no parecía tan anómalo. Aquí las mascarillas son normales y omnipresentes. Ayer nos reunimos por primera vez con gente de fuera en el centro. La hicimos en la sala de conferencias, con la asistencia de ocho personas, dos de nuestro grupo y seis más. Ninguno de los asistentes llevaba mascarillas. Las mascarillas estaban alrededor del cuello y cuando tenían que hablar se las ponían. Me sorprendió un poco y me sentí muy atrevido al quitarme la mascarilla, aunque también liberado. Si mantenemos la distancia adecuada, la normativa dice que no es necesario llevarlas. Pero se han convertido en algo habitual, aunque mis gafas siempre están empañadas. Además, en cuanto me la pongo automáticamente se produce un ataque de alergia: diez estornudos seguidos; forman parte de la vida. Me tranquilizan porque estoy haciendo un esfuerzo para no contraer el virus. Todo es un juego, pero hay que jugarlo.

Ann se cortó el pelo esta semana. No me pidió ayuda y tuvo la precaución de cortárselo cuando yo no estaba presente, por lo que no pude ofrecerme a ayudarla. En cambio, se hizo un corte en el dedo mientras se cortaba la parte de atrás. Si lo hubiera hecho yo probablemente le habría cortado la oreja, así que supongo que su corte es mejor que mi mutilación.

Esta semana también se ha cortado varias veces en el jardín. Por supuesto, ha aparecido con tiritas por todas partes y parece una niña que se ha decorado con tiritas. Quizá debería comprarle algunas con flores o por lo menos de colores bonitos. Ahora parecen de tela gris sucia, y sé que le gustaría llevarlas como un distintivo de valentía y presumir de ellas (¿me meteré en un lío si digo que también demuestran lo mucho que trabaja, al contrario de lo que yo hago?).

Pero el jardín está rebosante. Que suerte la mía.

Hoy sábado, tenemos unos dieciocho sevadares. Esta tarde vendrán el comité gestor del centro y el responsable de los equipos de fontanería, electricidad y obras para planificar cuándo abriremos para hacer seva, qué proyectos haremos, etc. Les hablaré del dinero y la oportunidad que tenemos para empezar de cero. Estarán entusiasmados y me dirán muchas veces: “Sí señor Bill”, pero la realidad de los hábitos de seva superará el entusiasmo de un nuevo comienzo, y la vida continuará. No me quejo, son increíbles y mi inspiración en la vida. Mi trabajo es hacer mi trabajo, y el de ellos hacer el suyo, y mejor así. Ellos hacen lo mejor que pueden y yo también. Bueno, puede ser… Pero el ambiente es positivo y en unas semanas comenzará de nuevo el seva de construcción. Estamos todos contentos y agradecidos. ¿Qué tiene nuestro jefe que puede hacer que hagamos esa cosa llamada seva?

Sin embargo, el 20 habrá aquí a unos 85 sevadares (hemos limitado el número de los 225 que había normalmente, para tener el espacio necesario para el distanciamiento social durante el seva). Se esforzarán mucho, comerán sándwiches de panini ya que no podemos cocinar, y no se tomarán el habitual té cuatro veces al día, sino únicamente botellas de agua sin sabor. Aun así, todos estarán encantados de estar aquí. Probablemente lloraré un poco en algún momento ya que son todos maravillosos. Y ¿cómo consigue que hagamos esto? Es cuando dice: “mis sevadares”. En cuanto dice eso, no podemos evitar volver, aunque racionalmente no tenga sentido. Es la atracción del amor, el misterio de la felicidad. De alguna manera se expresa cuando los codos y los pies se tocan en lo que parece el inicio de un paso de baile de bhangra. (Para los que no lo sepan se trata de los nuevos apretones de mano, los nuevos abrazos y tiene algo de conmovedor y dulce. Siempre van acompañados de una carcajada ya que resulta muy absurdo darse un codazo para saludar). Pero el seva es una manifestación de su amor por nosotros y una respuesta por nuestra parte para demostrarle nuestro afecto. En estos momentos somos adictos y orgullosos miembros del “culto” al seva. Y, estamos desplegados por todo el mundo en los lugares más remotos y en las ciudades más grandes de neón. Para mí es todo un misterio, pero me alegro de ser parte de ese misterio.

16 de junio

Miro mi oficina y se ve completamente desordenada. Me parece que tener tiempo para todo crea su propia apatía y a menudo tengo que obligarme a empezar a hacer algo, como ordenar mi escritorio. Pero cuando vuelvo a estar ocupado me doy cuenta de que he comenzado a mirar los horarios de las aerolíneas y a leer todos los artículos sobre viajes en avión. Dos países me han pedido que vaya y me ha sorprendido que lo hayan hecho. ¿Se ha normalizado tanto la vida como para poder considerar la posibilidad de viajar? Estoy y no estoy preparado. Un poco asustado, pero emocionado por empezar.

El sábado hay un grupo pequeño para Naam Daan (iniciación). Será con distanciamiento social y todos los demás extras adicionales del sistema de vida covid. El desafío será verificar para el bhajan la posición de los dedos en los oídos. Pero al menos este grupo, que espera desde febrero, recibirá el Naam Daan. El médico de nuestro centro recibirá el Naam, así que es fundamental que todo se haga siguiendo el manual de normativa para el covid o podría parar las instrucciones y decir que no estamos aplicando las normas de seguridad correctamente. Pero de todos modos, dudo que lo haga.

21 de junio

Celebramos el Naam Daan y fue una maravilla. Seis jóvenes de 20 años, muchas bromas por ser los únicos iniciados que iban a aprender a meditar con mascarillas y ¡menuda historia para contar a sus nietos!

La semana pasada fuimos de compras a Ikea. Puede que os sorprenda, pero creo que a nosotros también nos sorprendió hacerlo. Compramos lo que nos hacía falta y otras muchas cosas que no necesitábamos, pero lo hecho, hecho está. Eso fue el viernes, y todavía no hemos terminado de desembalar porque el fin de semana fue muy ajetreado. Queda muy bien decir que tuve un fin de semana ajetreado: Naam Daan, satsang, preguntas y respuestas, y entrevistas.

Después de vivir aquí, creo que unos cinco años, al final vamos a solicitar el permiso de residencia en Italia. Es un gran paso, pero que me hace sentir más vergüenza que nunca, al no hablar italiano. No afecta a nada en USA ni en Reino Unido, pero puede que haga las cosas más fáciles aquí. Ahora que estamos dando este paso, “él” probablemente nos traslade a otro sitio o quizás incluso me jubile. No tengo ni idea de lo que pasará más adelante, pero no me preocupa en absoluto. Es bonito sentirse algo seguro en la vida, incluso cuando el futuro es una total incógnita.

Bueno amigos, espero que estéis todos bien y felices. Espero que sí. Me pregunto cuándo nos volveremos a ver. ¿Cuándo lo volveremos a ver a él? Las cifras en India son desalentadoras actualmente. Pero estamos en buenas manos así que nuestro futuro siempre será brillante.

Con cariño,
Bill y Ann

P.D.: Solo un par de cosas más…

Cuatro meses y pico de distintos grados de confinamiento y me pregunto si alguien más ha observado el mismo patrón. Durante los dos primeros meses recibí numerosos vídeos, graciosos y serios, por wasap. Aparentemente, había una necesidad de comunicarse, de enviar fragmentos: conmovedores, inspiradores o informativos. Ahora han cesado, salvo algunos incondicionales que envían otros de carácter político o médico. ¿Nos hemos acostumbrado a nuestro estilo de vida, a nuestro patrón para afrontar el covid y vivir dentro de las limitaciones impuestas, de modo que ya no sentimos la necesidad de apoyarnos mutuamente de forma activa? ¿O nos hemos dado cuenta de que no hay ninguna diferencia y da igual? ¿O nos hemos vuelto conformistas? ¿Nos hemos vuelto más retraídos y solitarios sin darnos cuenta? ¿O me estoy volviendo demasiado analítico y es simplemente humano convertir lo extraordinario en ordinario, la novedad de la aventura en rutina?

Fui a Nueva York por negocios una semana después del 11 de septiembre de 2001. No tenía ningún deseo de visitar la zona de las Torres Gemelas, pero me impactó mucho el nuevo espacio en el paisaje urbano, el agujero en el horizonte, y el uso inconsciente de las torres como señal orientativa, por lo que una tarde paseé por el centro de la ciudad. Me impactó el vacío creado por su destrucción. Cuando regresé a casa, en California, me sorprendió la cantidad de preguntas que me hicieron sobre cómo era estar en Nueva York. La gente necesitaba escuchar mi relato, mis reacciones y no porque fuera yo, sino porque necesitamos historias que nos ayuden a procesar y aceptar cualquier cambio impactante. Ahora, en la generación del wasap, nuestras historias se han convertido en vídeos de dos minutos o en extractos de noticias breves.

O nuestras mentes son bastante resistentes y ya han aceptado la nueva realidad de la pandemia en nuestra vida o, nos hemos vuelto un poco conformistas e incluso insensibles. ¿Hemos perdido ya la oportunidad de un nuevo equilibrio, de… no me atrevo a decirlo, de evolucionar? ¿O… siempre fue una ilusión? Basta ya de reflexiones…

Y para acabar, … estábamos hoy sentados almorzando, y delante de mí tenía un trozo de aguacate y bol de arroz integral. Y dije: Mira, mis dos alimentos de “isla desierta”. Ann dijo que también eran los suyos, aunque el de ella era basmati integral, lo cual no cuenta, porque es un arroz pijo, y si ella pudiera elegir un tercer alimento sería lechuga. ¿Lechuga? Después dijo que mi tercer alimento serían las uvas, y como estaríamos en la misma isla, ella podría quedarse con mis uvas para hacer vinagre y disfrutarlas con su lechuga. La cabeza me daba vueltas. Señor, si el futuro nos depara una isla desierta, por favor, que sepas que tienes que vivir en la voluntad de Ann y enviarnos a la misma isla.

Es como una amiga mía, que decía que si su marido no iba junto a ella, bajo ningún concepto iba atravesar el túnel de Bunk Nal, porque no le gustaban nada los túneles. ¡Hágase su voluntad!

Además, no puedo elegir mi tercer alimento, si es que tenemos una tercera opción. Las uvas suenan bien y si fuera una isla tropical, unos cuantos mangos serían una delicia. Pero… ¿qué pasa con las tostadas, mi “comida favorita” por excelencia?

Y con esto, queridos míos, es suficiente.

Besos,
Bill